Låt den rätte komma in (Déjame entrar)

Déjame Entrar es una película sueca sobre el primer amor de un joven solitario y con preocupantes tendencias psicópatas, hijo de un matrimonio separado: ella ausente por trabajar, él un alcohólico. Las noches solitarias en el parque de su conjunto residencial son el único escape que parece tener Oskar, quien como para complementar el cuadro de una infancia nada envidiable, es continuamente acosado por algunos compañeros de colegio.

Tiempos aquellos

Oskar colecciona recortes de periódico con descripciones de asesinatos macabros que han venido ocurriendo en el pueblito donde él vive (es como el Soacha de Estocolmo, me imagino), además guarda celosamente un cuchillo de caza con el que practica las puñaladas imaginarias que algún día planea acertarle a sus compañeros acosadores. Durante una de sus visitas nocturnas al parque, Oskar conoce a Eli otra persona de su misma edad  y aparentemente igual de solitaria, camina descalza por la nieve y además, según palabras del mismo Oskar, huele mal.

Eli vive al lado de Oskar con una especie de protector quien es quien tapa las ventanas para que el sol no entre, vigila el sueño diurno de Eli y le consigue la sangre fresca para que Eli se alimente, ah si, Eli es un vampiro. Las labores que el buen Hakan realiza para Eli parecen desgastadas, ya se le considera un estorbo y Eli se ve obligada a salir a cazar por sus propios medios, en una de esas noches asesina a un borrachín bonachón cuya desaparición llama la atención de sus amigos que juran venganza sobre quien haya cometido el crimen.

La película resulta bastante ambigua, desde la relación de Eli con su protector, hasta las relaciones que tiene Oskar con todo el que le rodea. La misma relación entre los protagonista resiste varias interpretaciones, Oskar no parece estar interesado en una relación sentimental más de lo que parece estar interesado en cualquier tipo de compañía, «no soy una niña» es la respuesta que Eli le da a la proposición de Oskar de ser novios, «no importa, ¿quieres ser mi novia o no?» insiste él en una clara afirmación de desesperante soledad, Eli parece estar más interesada (o interesado, la verdad no es claro) en un reemplazo para su protector que en una relación con cualquiera, cada palabra que dice y cada acción que toma parece ser una obra de arte de manipulación, «Podría quedarme contigo y morir o irme y vivir. Siempre tuya, Eli» es una de las tantas frases sueltas de Eli que hace que a uno se le arrugue el corazón y que condimentan la ambigüedad del espectáculo, ¿cuales son sus intenciones con Oskar?¿se hubiera fijado en él si igual no supiera que es un asesino en potencia?¿lo va a usar igual que usa al pobre de Hakan para su beneficio?

Ahora hablemos de vampiros. Déjame entrar es una de las mejores películas de vampiros, si no la mejor, que me he visto en la vida, su éxito radica en que respeta el canon que hizo posible el mito, no trata de suavizar el asunto como otras múltiples adaptaciones de vampiros recientes, no son vegetarianos, no resplandecen en el sol, probablemente a Eli ni le guste el ajo ni las cruces (aunque si tiene reflejo, pero eso no importa) y tiene que pedir permiso para entrar en lugares privados y lo más importante, no parece tener ningún tipo de remordimiento por los humanos.

«Beautiful? This is the skin of a killer, Bella… I’m a killer. «

Ahora hablemos del resto, la película aparte de tener una historia interesante y un guión impecable, cuenta con una ambientación perfecta, Déjame entrar no hubiera funcionado en ningún otro sitio del mundo, la nieve de Suecia, el frío que trasmiten los personajes, las locaciones y el sonido contrasta de manera impecable con la sangre caliente, con los gritos de las víctimas y con una historia de amor poco convencional. No tiene efectos especiales importantes y sobretodo no es una película de terror, es un drama, un drama juvenil para ser más precisos que por lo menos a mi me dejó más triste que asustado.



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